Have you taken your pill? Negociación

Por un lado está la realidad -que filosóficamente es un tema complicado, -empiezo fatal, ya lo se- que sería, por ejemplo, el hecho de que tu corazón está latiendo en este momento. Eso es «la realidad». Y eso es demostrable empíricamente, con un cardioaparato sin ir más lejos. -Esto en plan Aristóteles, claro, que él era muy de que las cosas son las cosas, y no me complico la vida… Luego le viene a uno con lo del átomo de uranio que es un átomo de uranio, eso tan chiquitito, y te explota la bomba atómica, Nagasaki, y la movida… bueno me callo por respeto, pero Aristóteles me pone muy nervioso-. ¿Por qué?, porque a mí, a mí, no me hace falta experimento empírico alguno sobre el tema, ¡tengo la lógica! -amiga-, y ésta me dice que si estás leyendo esto, tienes que estar vivo y, para estar viva, tiene que estar latiendo tu corazón, ergo… -y esto sería muy Platón-, ¡me consta que te late! (Si te has cambiado de sexo no, y por eso he pasado a tratarte en femenino, porque tampoco quiero ir de reaccionario yo si fuera el caso) Yo -el uso del yo es muy importante- creo que hasta aquí todo está clarito, clarito… Pero es que luego, ¡hay más! ¡Mas!, por que para colmo, está la realidad periodística. No, no es lo mismo, a eso voy. Te he perdido ¿no?. ¡Ah! ¿no? Pues aguanta un segundo que verás como mola. Si yo, periodista, azorado por la necesidad de rellenar mi espacio web en el «daily» del curro, -me tocan 13 hoy que faltan dos becarios-, pregunto a las 7 de la mañana -mientras me calzo- a, pongamos, mi médico (mientras no se diga dentisto, ahí lo dejo), si tu corazón late, y me dice: «y yo que se». ¡Zas! ya tengo una declaración -este siempre es un momento de alivio para el periodista-, porque es «objetivo» -veraz sería otra cosa-, al decir que «fuentes médicas no pueden confirmar en estos momentos que estés vivo». Oye, de libro.  Fetén. Seny. Así que lo publico. Y es ahí donde entra la tercera de las realidades, que es la realidad de la Opinión Pública, lo que la gente «sabe» porque lo ha leído en el periódico. Y la gente sabe que «fuentes médicas no tienen certeza de que estés vivo». Y ahí entra otro ejercicio común del periodismo actual que es, el de que un colega le pregunte a tu madre su ¡SU! -la suya- Opinión -todo el mundo tiene derecho a opinar en España, incluso aquí que «is not Spain» como toda la Opinión Pública sabe -lo del carnet y el pasaporte es un tema aristotélico y estábamos rollito Platón- «esto es una democracia», secuestrada, pero una democracia, y tu tienes derecho a TU opinión- sobre cuales pueden haber sido las causas de que pudiera que no estuviera vivo tu hijo. Tu, claro, como madre, te infartas, y votas a la CUP. O a Franco, porque sabes que a Garzón no le costa la defunción. Me es igual. No me voy a posicionar: Tu estás indignada, como madre, de que te hayas enterado de lo de tu hijo por la prensa. Lógico, por el estado de la Opinión Pública, que es que de que ¡no hay derecho! Y la gente tiene derecho a tener su opinión sobre el tema y a indignarse. ¿O no hay democracia?, bueno, no, no la hay, pero como hay estado de excepción democrático se aplica la libertad en general: Cabrones. En eso, claro, tú, el protagonista-ejemplo de esta historia, con tu corazón latiendo a cien mil, llamas tu madre por teléfono y la pillas con los 6 millones de ciudadanos arropándola en la injuria, el despecho y el desgarro y la justicia. Y ahí entra la negociación: «Como abras la boca te parto los dientes, de momento ¡tu estás muerto!. ¿Claro? Y luego, ya lo arreglaremos». Por cierto, «cable de cobre» y «fibra óptica» sólo son realidades idénticas en la realidad de la prensa hasta que se demuestre lo contrario. En unas horas.