Es difícil entender lo que hoy en día es «la marca de la manzana» sin la colaboración estrecha que se dio entre Jonathan Ive y Steve Jobs durante 14 años en Apple. Ive, Sir Jonathan Ive, o Jony Ive, es uno de los cerebros más sofisticados y cultos del diseño mundial. El diseño no era en absoluto ajeno a la forma de pensar de Jobs, que se podía obsesionar con una tipografía determinada hasta extremos incomprensibles para nosotros, seres humanos mortales, pero, sin duda, la colaboración de Ive y su peculiar forma de entender lo «retro» como una memoria cercana hacia unos aparatos que aún se entendían como máquinas. Menciono esto porque en breve se estrenará la última película sobre un hombre que se convirtió en un «icono» de la relación de las artes y la tecnología, hay quien diría, quizá yo lo diría, un Da Vinci del siglo XXI -creo que su talento definió y aceleró la humanización de la relación con la máquina, al servicio de las personas- en los albores del siglo en el que el hombre vivirá su etapa evolutiva más transcendente. (Opinión ignorante, por supuesto.) «Steve Jobs» -2015- dirigida por Danny Boyle -Traispotting (1996), Slumdog Millionaire (2008)- y protagonizada por Michael Fassbender y Kate Blanchet, se estrena el viernes procedida -cómo no… creo que es lo que Ive llama «agenda»-, ya que según el Daily Mail, la viuda de Jobs, Laurene Powell, habría llegado a presionar a Leonardo DiCaprio y Chirstian Bale para apartarles del proyecto. La película se estrenará en Nueva York y LA y llegados a este punto yo sólo puedo preguntarme con honestidad: quién sabe qué… quién calla o quién dice; versiones cinematográficas y televisivas, biografías… Todo es ya, como con todo tipo de realidad: un punto de vista.
Pero Ive es «alma» de Apple, soulmate de Jobs? Quizá no tanto. Desde luego una voz interesante, pienso, sobre todo cuando se puede escuchar en directo. Que es muy pocas veces.
Hace 2 días se celebraba el aniversario del fallecimiento de Jobs y de la reacción mundial que se produjo; lo que el llama «un muro de pena» con una expresión que connota algunas cosas… las mismas que están en el tono de su voz o en la forma de «ser» en el acto organizado por la revista Vanity Fair. Son dos pequeñas grabaciones con suficiente información para hacerlas «imprescindibles». La primera de ellas que pongo -que se produce en el turno de preguntas- es en la que se puede escuchar y ver, la reacción de Jony Ive ante la película que niega haber visto aunque tiene amigos que sí lo han hecho y le han dado una idea. «Tu historia la cuenta quien vive más que tú», dice Gregorio Moran en su libro «El Cura y los Mandarines» -manipuladora y esclarecedora al mismo tiempo sobre los hechos que narra -la formación de las élites culturales actuales durante el Franquismo -ente ellos, pero no sólo ni mucho menos, el que fuera cura, editor y, finalmente Duque de Alba, Jesús Agurre.
En el segundo video -primero cronológicamente- Ives habla de lo que para el definió la esencia de Jobs: su capacidad casi «infantil» de emocionarse cuando una de sus ideas llegaba al fin de un proceso -no me cabe la menor duda que infernal, viniendo de un perfeccionista- y su cara se iluminaba al ver que, realmente, iba a funcionar.
Personalmente creo en los mitos como forma activa de actuar sobre las fuerzas humanas y sociales. Jobs murió como mito y -opinión- sería bueno que permaneciera como mito. No fue un dios; solo un hombre. Esperar la perfección en un hombre me parece estúpido. Pero los mitos, no son el mundo de los hombres, sino de los héroes. Y cómo la velocidad mediática ya prácticamente no los fabrica -John Lenon?-, no pertenecen, pienso a la ciencia de lo que conocemos, sino a la ciencia de lo que ignoramos. Nunca fui un Apple fanboy, o fan-man -por edad-, tengo poco de gruppy, aunque me lo permita a veces. Nunca me gustó su mundo cerrado del todo o nada… pero Who cares? fue brillante, convirtió sueños en objetos y… Let it be. No?