4,46 am. Dormir no es una opción; recuerdo cuando aún no había empezado la gran misa de la vida, la de verdad, y dejar caer la cabeza sobre la almohada tras el agotamiento total era el placer de los Dioses. Luego vinieron las drogas, el sexo por el sexo, el encuentro y desencuentro de pieles que no dejaban nada tras de sí. Olor de rosa muerta. La intimidad física, una vez que se descubre es la forma más fácil para rehuir la intimidad del Alma. Me lo dijo Anthony un día en una sesión de terapia cerca del East River, donde los azulejos de Gustavino, cubrían el puente en un espacio abandonado que no dejaba de asombrarme: Un cuerpo perfecto es la gran trampa del tímido. Su celda.
-¿Has visto alguna exposición?, pregunté en broma.
-Exposiciones ninguna, discotecas todas.
Es tiempo de muertos. Los jóvenes entregan sus pieles en la carnicería de la noche o en la de la Jihad. Da igual, todo explota, la juventud y la química es parte de los tiempos; los primeros creados por el hombre pero que van más deprisa que su capacidad de conocimiento. La Maestra dice, el bien y el mal son lo mismo. Cuando uno nace ya está muerto: Es cuestión de tiempo, la vida se gasta pronto.
Tomo cocktails de fármacos para escapar de mi mismo en horas y días, mientras el mundo a mi alrededor se va derrumbando. Y casi se me escapa la dulzura completa de la Luz. Pronto lo apresarán, lo vejarán, desharán su carne a latigazos con sofisticadas bolitas que terminan en garfios y penetran no la piel, sino la carne y besan tiernamente el hueso. Se ríen de su propia necedad, no hay espectáculo más perverso que el de la bondad violada. Vendrá la corona de espinas con las risotadas ya del vino viejo, y de la propia vergüenza que le lleva a uno a ser más cruel aún en una carrera hacia la nada.
El sacrificio del Cordero. El mal, llamémosle Baco o Dionisos, que corra el GHB y el Crystal, comienza la Semana Santa y se extiende el Carnaval en estos tiempos de bacanal perpetua. «Este es mi cuerpo, que será entregado por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados», y cuando cae, el rostro desfigurado por la tortura y el esfuerzo del límite, ella, que acudió tantas veces a levantarlo del suelo en cada caída, se acerca y le sostiene la mirada. El le dice «ves mujer, yo hago nuevas todas las cosas»
Por otro lado, aparece Edie: uno de los pocos ecos de Madrid. Quizá el único, y entre conversación y conversación sobre On.ignorance, sobre Flume y sobre el éxito del dinero -el dinero es sólo energía, me dice la Maestra, no es dinero-. Hablamos de Dollan y del dolor de Brasil en un Madrid por ahora seguro.
Finalmente me cuelga -no ha naco humano capaz de aguantarme a mí al teléfono- y, al poco me llega un link que lo cambiará todo acompañado de una lujuria de color y brisa muerta -a veces la mas bella ¿recuerdas piel? ¿recuerdas?-. Me descubre no sólo el Rijsmuseum -o como se escriba- sino la página que podría haber soñado pero ni siquiera en sueños imaginé.
Juro que he andado buscando dibujos de Linneum -yo creo que no se escribe así- para tunnear a «Rufo» y me encuentro un coche tuneado EXACTAMENTE como lo tenía en la cabeza, flor aquí flor allá.
Yo creo que esta es una de los «links» más bellos que han llegada hasta hoy a On.ignorance… Y es una contribución. De Edie. Lo ignoro, lo ignoramos todo. Más que nunca On.ignorance. Que bien sienta una dosis de humildad.
Charlo por teléfono con La Maestra y me da un caudal de luz de ese nuevo manantial interminable que le ha nacido.
No duermo. Los dioses juegan con su juguete, y a Dios lo están crucificando. Edie, añade de pronto unas líneas al messenger de FB: sobre el atentado en Bruselas.
No puedo más «no soy digno de que entres en mi casa pero una palabra tuya bastará para sanarme». Ya nadie se arrodilla en en la Consagración. Para mí es el momento más maravilloso de la Misa, hincar la rodilla, bajar la cabeza y ser nada, disuelto en el Misterio de la Nueva Alianza. La «gente» vuelven de comulgar y son personas cada uno de ellos. Es otro de los momentos, ver los rostros tras la Comunión, ensimismados. El Cuerpo hecho Templo. Hombre, y creo que sí, que conviene confesarse antes de recibir al Señor. Mejor ¿no? Me dicen que ya no se lleva. Pero siempre puede quedar un poco de coca de la noche pasada en la nariz y mantenerme el Templo hecho unos zorros. Van las prostitutas a comulgar, los camellos, los maricas que ligan en la Iglesia del Carmen desde los tiempos de Franco, algún negro, mucho sudamericano, las señoras del barrio, el señor solitario, yo -no, yo no que no comulgué-, vuelven, por unos segundos transfigurados, transparentes de sí mismos, Templo. Afuera, el fru-fru, de la Calle del Carmen y el de Preciados es una orgía en toda regla de consumismo y tarjetas de crédito.
Al órgano… la voz de cada día, como el Padrenuestro, dice «…yo quiero ser Amor amado…»
Antes, mucho antes, he dicho eso que me apasiona también de «yo pecador me confieso ante Dios y ante vosotros hermanos […] por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa… Los famosos golpes de pecho -me dicen que también se están quitando-, golpes suaves, amorosos, livianos, golpes que limpian todo porque siempre son aceptados. Siempre he creído que soy Católico por esto… porque no es una religión de buenos y malos, es una religión de malos, de pecadores, una religión humana hecha para el Hombre -la Nueva Alianza-, en la que el Señor pasa a ser Padre, el pueblo elegido la Humanidad universal de hijos. Libertad, igualdad, y fraternidad, sólo que a los masones franceses les sobraba, por algún motivo, el Creador