La «madalena» de Luismi

 

Mis «vómitos» se producen podríamos decir que como se produjeron los de Proust con la madalena, o como explica el psicólogo Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman (aquí), en el Sistema del cerebro que funciona en paralelo y de forma espontánea. Ejemplo, vi la foto en FB de mi amigo Luis Miguel, que estudia brutal y bellamente -sí es posible- en la Universidad de Oklahoma ejerciendo como Profesor Auxiliar, -seguro que no está traducido correctamente por aquello de mi ignorancia, pero él me corregirá si voy errado- y en ella, además de «verse» una forma de estar en el mundo de una persona en un momento determinado -la música es de Pitingo-, de un americano de Puebla, México, se ve un librito de Romances de Menéndez Pidal… y, de pronto, sin controlarlo, brotó la necesidad de releer, de recordar y, finalmente, el vómito. Esto es lo que escribí de una tirada en su muro. De locos. Qué voy a hacer ¿reencarnarme?

¿Quien dice que el deber y el placer no pueden ir de la mano? ‪#‎viernes‬ ‪#‎friday‬ ‪#‎romancero‬ ‪#‎poesia‬ ‪#‎menendezpidal

El Vómito: Puede que hiciera tercero de EGB -educación general básica- un sistema que se implantó con mi generación. Sería en torno a 1968. Al entrar en la escuela, lo primero que oíamos era «¡hagan filas!», «¡a cubrirse!», que consistí en poner la mano en el hombro del niño que teníamos delante -sí, niños y niñas íbamos a clases distintas, aunque los patios para el recreo eran los mismos-. A continuación «¡brazo en alto! -saludo falangista-fascista-nazi-romano- y se cantaba el Cara al Sol «volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz», pasaba por lo de «si te dicen que caí me fui, al puesto que tengo allí» y finalmente, acababa con un «… que en España empieza a amanecer».

Luego se gritaba ¡Viva España! ¡Viva Franco! se rezaba un Padre Nuestro y nos sentábamos.

Lo pongo para que conste de que iba esto del Cara al Sol literalmente hablando. Luego se gritaba ¡Viva España! ¡Viva Franco! se rezaba un Padre Nuestro y nos sentábamos. El maestro manejaba vara y las maestras, por lo general regla: tu ponías juntas las puntas de los dedos y luego ¡zas! Las varas de los maestros servían para apuntar en los mapas y también para darte, por lo general en la pantorrilla. Tras sentarnos, el maestro ponía en el encerado la maxima del día. Muchos niños llevaban «velas» mocos colgando y la muchos de sus padres eran analfabetos y les trataban de «usted». Un maestro que tenía -don Jeremías- amenazaba a los niños con mocos de que les pasaría una ortiga por debajo de la nariz si volvían sin pañuelo. No recuerdo que la vara se manejara mucho la verdad, y la regla muy poco. Ponerte de rodillas sí. Y con brazos en cruz que era lo peor. No recuerdo que sujetáramos libros. Un par de años se repartían botellines de leche Aly, uno par cada niño de cuarto de litro, que se decía que pagaban los americanos. No había calefacción, o no se encendía… cuando nevaba, se cogían los libros del Romancero y se leían romances. «Conde Niño por amores es niño y pasó la mar / va a dar agua a su caballo / la mañana de San Juan…», o el de las tres doncellas… secuestradas por la Reina Mora, que las crio como hijas, creo recordar… los siglos se escurrían entre el frío con una forma de vivir tiempos épicos que habían hecho esa España «grande» en la que vivíamos. Y así se vivía… se sentía, y se creía como niños. Luego el recreo. Lo peor de lo peor, que te mandaran al director. Al salir de la escuela, volaba a pedir el bocadillo a mi madre, y me iba a jugar a la plaza, al rio, a la cantera o yo que se dónde. Volvía a la noche. La mayor parte sobrevivimos… a pesar de que los coches ¡no llevaban cinturón de seguridad! La foto de Franco estaba en cada aula. En Semana Santa se cerraban los cines, las discotecas -por supuesto- y la vida se transformaba con las visitas a la iglesia. Recuerdo aún vender velos para Misa en la tienda de mi madre. Franco pasaba cada año camino de Asturias a pescar, justo por delante de mi casa que era la carretera general, y la gente salía a verlo y a saludarlo. No recuerdo si se pasaba lista o no, había creo curiosidad. Un día en la escuela escuché que habían matado a Carrero Blanco, el presidente del Gobierno, tendría 10 años y no sabía quien era ese señor. 4 años después… aproximadamente soy terrible con las fechas y las edades, murió Franco. Lo anunciaron por la radio en medio de la noche.

Yo estudiaba Formación Profesional con los Salesianos que fueron exquisitos con el espíritu de la Transición. En clase de religión se estudiaba Budismo, Hinduismo, e islam. Los profesores religiosos iban con sotana. En la entrada se pusieron dos cuadros enormes, uno con las últimas palabras, de Franco y otro con las primeras del Rey. Con 15 años, o así, fui por primera vez a un mitin. Bueno, fui a todos. La mayor parte de la gente iba a todos a ver que proponía cada partido. Había una ilusión colectiva y oí en un mitin por primera vez de que las Cortes tenían que ser «constituyentes». Y lo fueron. La leí claro. Es corta y brillante jurídicamente hablando. España se convertía en una Monarquía Constitucional en la que el la soberanía pasaba a residir en el pueblo español. Es decir, nadie ni nada, estaba por encima del pueblo. El Rey representaba, sin ningún poder, esa soberanía global al no tener un carácter político. El poder lo ejercía el pueblo a través de representantes elegidos por sufragio universal libre y directo. La España que viví en mi adolescencia no tenía NADA que ver con la que había vivido en mi infancia. Recuerdo con cariño a todos mis maestros y maestras. Nada malo me enseñaron que yo percibiera como tal. Recuerdo haber sido relativamente feliz, y alegrarme cuando se podían comprar fresas o que los domingos hubiera un pastel para cada uno. Recuerdo «cambiar» los cuentos en el quiosco, y las madreñas para la nieve. Tengo un Smartphone estupendo, y hecho de menos releer, los viejos romances de aquellos días de nieve en los que meterse en la cama era una odisea hasta que se calentaban las sábanas.