Es el momento del periodismo riguroso.

Ha sido para mí un día durísimo. Muchas de las cosas en las que he creído toda mi vida y muchas de las que he temido toda mi vida, han cruzado cartas hoy en el resultado del Referedum del Brexit. Me enteré por Ben Seamen un amigo norteamericano que estaba siguiendo las noticias a las 4am.

En medio del intercambio de impresiones, me sentí en la necesidad de afirmar aquello en lo que creo sobre mi profesión, uno de los amores de mi vida, y ponerlo por escrito en FB. Lo hice en la certeza de que nadie se leería semejante trullo. Para mi «estupefacción» sucedió todo lo contrario. Personas inesperadas dejaron su «me gusta», incluidas profesionales que respeto muchísimo, como Fernando Aller, mi primer redactor jefe, cuando aún estudiaba la carrera, o Jerónimo Álvarez, un fotografo que admiro, personal y profesionalmente y del que he aprendido en los dos ámbitos.

Lo pongo aquí tal cual para que quede en On.ignorance, mi proyecto personal de crecimiento en mi profesión. Si alguien se anima…

Va:

«Acabo de poner esto en el muro de Ana Gaitero, como una respuesta, pero quiero ponerlo aquí. Soy periodista. Amo mi profesión, y me paguen o no me paguen, me debo a los lectores. Esto es lo que puse en lugar quizá inadecuado. Pero no me pesa. Nos jugamos mucho. No es una opinión. Es un hecho. «Desde el «privilegio» de contar en estos momentos con tiempo para la reflexión, sin tener que ocuparme de cubrir de información un medio de comunicación, creo que este es uno de los momentos donde los periodistas tenemos la responsabilidad de ofrece a los lectores u oyentes datos rigurosos, contrastados y ponderados. Y sobre todo, algo extremadamente difícil en tiempos de redundancia que puede sesgar la veracidad informativa. Es importantísimo ni comprar ni crear términos ambiguos que impidan a nuestro país contar con una Opinión Pública, sana e informada que pueda ejercer su derecho al voto haciendo grande la Democracia de de la que nos hemos dotado los españoles.. Es el momento de dejar más claro que nunca, que las opiniones son libres pero los hechos son sagrados. Esa es nuestra función constitucional. No hacemos propaganda. Hacemos periodismo, El «ambiente» periodístico es desastroso, con líderes de comunicación que hacen eso, propaganda y no periodismo, pero lo llaman periodismo. Algo que es un fraude. Por desgracia los instrumentos de autoregulación de que nos han permitido dotarnos son de segunda, frente a un médico, un abogado o un aparejador. Pero no es menos importante -si no más en situaciones como la que vivimos- la profesión periodística. Y con ese ambiente es fácil contagiarse. Asumo que yo lo hecho. No me consta, pero estoy convencido de que estoy contagiado de la mediocridad y falta de profesionalidad que emana de medios de los principales medios de comunicación. TVE -básicamente mediocridad y falta de capacidad y formación, la SEXTA -propaganda en fondo y forma- no periodismo, 13 TV… . La Cuatro, Digamos todos. Menos, en mi opinión en el «periodismo de provincias» donde encuentro a menudo un rigor y una seriedad y honestidad, ausente por completo en medios de comunicación nacionales en los un titular, casi siempre es falso, erróneo y no responde a la información contenida en la noticia. Puedo poner aquí un ejemplo diario. 🙂 Ánimo. Es cierto que hay fuego… en la misma mecha que llevó a Europa a la II Guerra Mundial o las Revoluciones que desembocaron en regímenes dictatoriales. Nos lo jugamos todo. Los españoles se informan con los datos que ponemos a su disposición. En realidad es un tiempo apasionante par hacer periodismo. Quien prefiera la propaganda, debería cambiar de profesión. O los periodistas deberíamos informar detalladamente de el «gato por liebre». Como siempre un beso, un abrazo, y una petición, que aunque no trabaje en estos momentos en un medio de comunicación de masa, mis compañeros me ayuden a estar alerta. La calidad de la Democracia es directamente proporcional a la calidad del periodismo. Muac!! Es una auto exigencia que me pongo aquí, y porque creo que la cotidianidad del «diario» nos puede anestesiar sobre aquello que nos hace amar esta profesión a la que hemos dedicado nuestra vida, casi todos, creo, por vocación.»