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Tengo que reconocer que uno anda escaso de columnistas de cabecera, se admiten sugerencias y se agradecen. Paso -por desgracia sin correspondiente pecunio- otra brillante del muy brillante, de Eduardo Aguirre que además de humor y amor, tiene oficio. Y es de agradecer. Sobre todo cuando ayer me trague el bodrio infame de Vargas Llosa sobre el Arte Contemporáneo -de descerebrado para arriba- y, de paso, sobre la inauguración de eso que son en parte las nuevas catedrales finiseculares del siglo XX -por mucho que estemos en el 2016 y en el pasado ya estuviéramos en una Mudidal -guerra, digo–
.Y sin calculadora ( Diario de León – 22/07/2016 )