Para Antonia San Juan, mi espejo tantas veces, la amiga que no está, pero que no se va. Las memorias amables, la dulzura extrema. La risa, esa autopista de seis carriles que ensancha la vida. Y la ternura, ese Milagro. Tanta.
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¿Quién te ha dicho amor
que es tiempo de fresas,
si aún nos nieva tanto
este invierno despiadado?
Y tú, vienes a mi cama
y me redondeas afanosa.
Me abrazas, y vuelves
presente mi pasado
cerrando el futuro
de repente y poniendo
fin, al tiempo de un plumazo.
Y entonces, levemente,
abandonas el lecho
y en los miedos que me habitan,
hay de pronto un rumor a madreselvas,
hinojos, salvias, manzanillas
y brezos que se apaga.
Quedo con el hueco, hueco.
Afuera, una lluvia fina. Dentro,
una casa que no es casa.
Alquimia cósmica que transmuta
conjunto vacío en Infinito.
¿Quién te ha dicho amor
que es tiempo de rosas,
si aún nos nieva tanto
este adiós tan despiadado?