Es eso el mar?
¿El viento?
¡La ropa tendida en la terraza!
Abro los ojos, ha amanecido ya
Cómo he podido dormir tanto.
Los vuelvo a cerrar,
intentando retener el sueño
Lo soñado.
Un hijo, llamado Mateo
Una mujer cuyo nombre no recuerdo.
Sí la primera noche
O cómo lo escribí:
Lo escribí en el libro de otro autor.
El proceso
La acumulación de recuerdos
La novela dentro de la novela
que tiene dentro la vida.
“La vida es lo que hacemos con ella
y lo que nos pasa”
Ortega.
Tiempo de silencio de Martín Santos
Aquella primera noche
Su silencio al despertar
La duda,
y luego la certeza
de que habría una segunda noche,
Ese milagro.
La lucidez de esta hora
¿Qué hora es?
Los ojos aún cerrados
Mateo…
La discusión de su nombre
sus palabras…
“Llamaré a mi hijo
Con un nombre tan feo…”
Su aceptación de mis
argumentos.
Su claudicación
Mi certeza
Su amor salvífico
El eco del gen
Por primera vez
Tranquilo.
El miedo de ahora
El tiempo
El mundo fuera de los sueños
La enfermedad de la madre
La reconciliación,
el Duelo y la felicidad entre paréntesis
El regreso de la alucinación
Hacia la vida
La regla que si vino
La ausencia de Mateo
El otro final
Siempre dos finales
“La vida es lo que hacemos con ella
Y lo que nos pasa.”
Ortega.
Las ocho y cuarto de la mañana
Abro los ojos.
Aún queda el recuerdo del libro
El eco de aquel otoño
Rumor de hojas en la plaza Comendadoras
El cerrado monasterio
La iglesia en ruinas
Un tiempo tan pasado
Que está tan dentro
Tan herido me he quedado de ti…
Este silencio.
Guardo.
Leo.
Abro la cortina.
No hay viento…
“Sería el mar”.
Supongo que he trascendido un poco,
Pero es incierto…
La vida nunca me ha sido blanda
Aunque sí generosa.
Se agota el torrente.
El duermevela,
El maestro
“¿Qué es poesía
Preguntas mi entras
Clavas en mi pupila
Tu pupila azul…”
La maestra, Pilar Palomo
30 años después
y aún aquí.
La primera mujer catedrática
La Institución Libre de Enseñanza
Todo lo recibí de una mujer
A Machado de otra
En Maestría en León
“Don Antonio, le ha caído ceniza en la solapa”
Las palmadas sobre el tabaco
Ya derrotado.
“Aquí ya no caerá otra mancha tranquila
Lo que nos pasa…
Cada día es el día de la mujer
No lo puedo ver de otra forma
Apenas hay ecos de hombres
en mi memoria:
Mi abuela Palmira,
Mi tía Rosario
Mi tía Isabel
Mi madre Tita
Mis hermanas, Jose y Elena.
Mi padre casi siempre ausente,
o de mal presente
ajustado en el recuerdo.
Su recuerdo como un eco
Apenas perceptible,
Lo justo para hacerme
hombre. A veces mal hombre.
El hombre es casi siempre
demasiado hombre
no lo es con la mujer,
sino con sigo mismo,
con otros hombres,
con el mundo
Vivimos en tiempos de paz
con el gen no dominado
de la especie depredadora.
Nos salva lo femenino en la paz
Nos condena lo masculino en la guerra
Mateo.
El hijo que fue en un sueño.
No elegí que fuera niño.
La vida es, también
es, sobre todo,
“Lo que nos pasa”.
El gen.
El sexo de los hijos.
Una regla inoportuna.
Somos lo que no elegimos.
Lo demás es eco, borrasca.
El sonido del mar que era viento.
La ropa tranquila en la terraza.
Tu recuerdo. Aún. Tu recuerdo.
La vida es también lo que no nos pasa.
A mí no me pasó el amor.
Yermo.
Era el mar…
Releo.