Vuelvo

Vuelvo. Hoy vuelvo a ti envejecido, pasados ya los meses y los años, y me refugio en ti, mi amante más certera, más permanente, más tolerante, vuelvo a ti, cueva cobijosa que me da temblor y tibieza enamorada. Vuelvo, y en mi vuelta descubro los rastros de tu piel siembre tan blanca y noviciosa, sus surcos, sus heridas apenas sosegadas; me dejo palpar la piel por tu tacto que es reflejo solidario, escurridizo; tu piel, ignorancia mía, es el mapa perfecto donde labro apenas un destino. Qué digo! ni siquiera una onda mareada en la tenue cúspide de la ola que frota esa otra piel de este arena donde vararon una tarde los griegos y acaso, otra tarde, sirenas evadidas de grutas abisales: Las mismas que me dejas zozobrar en tu orilla -sólo son palabras- con este tiento siempre temeroso, de amante primerizo y asustado.

Vuelvo. Hoy vuelvo a ti dejado, cansado del fragor de las batallas. Y aquí está tu espesura remozada, siempre fresca, siempre hambrienta, siempre olorosa,  siempre sedienta, siempre expectante, siempre vacía de mí, ¿qué en el mundo puede estar vacío de mí, sino tú? página apenas explorada; tú, severa dentellada de deseo que no se sacia nunca de palabras.

Susurros. Nada. Vientos helados de algún día que pasó. Sed de mí en ti, como está sedienta la almohada almidonada, blanca, frondosa y refugiada de la cabeza soberbia tanto yerra y nada acierta.

Vuelvo a ti, a quien nada he comprado, nada dado o enseñado; a ti, folio quebrado, papel de bits o tinta fracasada, a ti, página siempre hambrienta de mí como la hembra más primaria siempre cobijosa, siempre templada, siempre sosegada, siempre fértil, siempre tú. A ti. Tú: mi ignorancia matizada en un vuelco de palabras. Apenas nada. Menos aún. Pero siempre dispuesta.

Tú: hueco de mi.

Vuelvo,  jardín florido donde antes no hubo nada, y te dejo así, tan regalada, que quizá, un día, otra soledad encuentre en ti este golpe de aliento, este fragor de vida apenas, y seas, tú, entonces, quien vuelvas a otra vida, y me hagas fecundo aún, cuando la mía esté por completo ya extinguida.

 

(Y aquí lo dejo. Torpe, barroco, pretencioso. Pero es un volver al cabo… y hoy, para mí, no es poco.)