Master class: «Nina Simone por Brell superando a Brell»!

Cercanos los días felíces. Fueron tan felices, que a veces dan ganas de echar mano a la bombona de oxigeno e intentar recuperar la magia perdida. Mientras tanto, queda el arte, que es vida, para no morir. Cualquiera que quiera saber algo de cantar, de interpretar, de teatro o de transcendencia, lo puede mirar en este momento magistra en el que en el rostro y la voz de Ninna Simone se puede ver los viajes de ida y vuelta al Alma, a las emociones, al vacio, a la búsqueda persona, a los recuerdos verdaderos, a los recuerdos que sabe debería olvidar. Y sin embargo…

La forma en que Nina Simone «interpereta» el «Ne me quittes pass» de Brell, es en mi opinión una obra maestra. No por como interpreta la parte musical -que lo es-, si no como interpreta el «acting» la actuació. Actuar es vivir. Y no otra cosa. Vivir una vida prestada con los sentimientos y las emociones propias. Así lo entendía Sandford Meisner el gran maestro que me quedó tras el paso por el HBStudio de Nueva York donde vivi la «verdad» teatral.

Para poner un ejemplo, esto mismo se produce en «Eyes Wide Shot» de Stanley Kubrik, vivo aún, cuando Nichole Kidman interpreta la «escena del porro», una de las escenas históricas de la historia del cine, a la mujer que da la lección a un estupefacto «marido» y a unos estupefactos «espectadores». La cara de            es nuestra cara en la sala cuando termina el relato. La cosa yo creo/se que fue así. Kubric se enamoró de Kidman para hacer la película y Kidman se convirtió en objetoe en manos de Kubric para encontrar la trascendencia como actriz. El monólogo… una historia que la que todo es el como -se cuenta- y no el qué. Kidman magistral, libre, liberada por Kubric, se detiene en medio de la silaba de una palabra, hace contratiempos, acelera y desacelera en un ejercicio magistral donde la emocionalidad del actor -actriz- puede domar al texto de forma ilimitada.

Simone hace lo mismos en esta interpretación irrepetible:

Arranca la canción ¿dónde? como dirían esas cucarachas del «Actor Estudio» que aprendian en HB y luego recogían el título de famoso en otro sitio bien distinto. Bien, Arranca en ningún sitio, arranca en la libertad, ensimismada, en un estado de ánimo hipnótico para el espectador porque es tan intimo que alcanza un punto religioso… casi pediria uno permiso para abandonar la sala por pudor. Desde ningún sitio, en el vacío, la intérprete busca la «verdad», no va a ningún sitio, se limieta a espera que el sitio venta a ella, -«no hagas nada a no ser que suceda algo que te obligue hacerlo», dijo Meisner-. Bien… Simone sigue con las notas, «produciendo» la música, para que la música la posea y la anule hasta encontrar la «verdad». Pasan algo más de 30 segundos así, como noqueada pero siguiendo adelante hasta que con el «que tué parfois, le cour de bonheur», ahí algo pasa, cro que le pasa, por un instante, la memoria del bonheur… y eso hace que se produzca el «click»… y ahí, en el momento 54 se para por completo…

 

Bien… no es esto. Esto no vale. No sirve para contar lo que quiero contar. Todo es un tour de force…. Ah de ser de otra manera, y necesito encontarla.

 

Dias de «me siento cósmico» y de «que todo conspire a tu favor». Luego llega el revés, cuando todo conspira en contra tuyo, pero a diferencia de los días felices cuando sabes el porqué, los días infelices, los del dolor, son días de oscuridad, «la noche oscura del Alma» decía San Juan de la Cruz, la noche del Viernes Santo y de la Virgen de la Soledad, donde el múndo, por un día estuvo sin Dios. Qué hacer cuando todo es oscuridad, silencio, dolor e infeliciad? -bueno no todo, hay una estrella rutilante en el firmamento-, pensar que lo que la vida te da la vida te lo quita. Dias de «ya no queda nada», y entonces la veo a ella, inagotable, siempre tocando el botón del inicio del Universo, de «mi» Universo.. que se que nunca estaré del todo del todo a oscuras. Esa mirada hacia dentro, es el esfuerzo que hoy no puedo hacer, escribiendo torpe, tan torpe, de forma tan zafia, pero que quizá mañana pueda, de nuevo, un día, volver a escribir desde mí. Y existir de nuevo. Esto no debería ser publicado, pero los fracasos, tambien son y existen, y hay a quien puede mostrar el camino para aprender algo. Así que aquí queda. La vergüenza.